LOS DESASTRES NATURALES Y EL ROL DE LA INGENIERÍA
Las catástrofes y los asentamientos urbanos en zonas de riesgo. La falta de disciplina social.
Es evidente que la naturaleza genera catástrofes inevitables y esto ha ocurrido desde tiempos inmemorables.
La humanidad ha tratado de escapar de las consecuencias de las catástrofes, que dan lugar a pérdidas de vidas y afectaciones en las personas, enormes daños, destrucción de bienes e impactos sociales, económicos, ambientales entre otros. En este sentido la ingeniería y el conocimiento de los fenómenos, del clima, de la naturaleza, ha cumplido un papel esencial.
Por ello hay que considerar que siempre se pueden mitigar en alguna forma razonable los impactos de los desastres mediante medidas de prevención, de alerta temprana y de acción decidida, eficiente, solidaria y responsable cuando ocurren.
Para ello es fundamental desarrollar cada vez más conocimiento de estas situaciones y de su prevención y mitigación, y aplicar el conocimiento existente. Muchas soluciones están formuladas y advertidas, pero no siempre se aplican con persistencia y disciplina, debido a factores como la falta de mantenimiento, presupuestos insuficientes y desarticulación institucional.
Cuando azota el desastre, naturalmente se ponen en acción todos los recursos disponibles para responder solidariamente a los impactos y para reparar los daños. Con frecuencia ha ocurrido que no es la primera vez que se presentan las situaciones y se hace un llamado a emplear la inteligencia y la sabiduría para mitigar estos problemas en el futuro. Sin embargo, existe la tendencia a que la memoria colectiva y social se vaya perdiendo con el tiempo, se deja de prestar atención a los riesgos y su detección y alerta temprana y una y otra vez golpea la tragedia.
La ingeniería tiene entonces un papel fundamental para contribuir a que la sociedad aplique con disciplina y persistencia las bien conocidas medidas y acciones que pueden mitigar los riesgos y facilitar la respuesta.
Desafortunadamente se genera fácilmente una desconexión entre conocimiento y acción. En diversos desastres recientes, se ha podido evidenciar la existencia de estudios e investigaciones de alta calidad sobre territorios vulnerables, los cuales se hicieron con cuidado y excelentes intenciones, luego de que hubiera ocurrido un desastre en dichos territorios. Sin embargo, luego de algunas acciones iniciales, los estudios quedaron en buena parte archivados y olvidados, sin que se haya mantenido la continuidad en las acciones concretas de mitigación y prevención, con frecuencia dejando se operar sistemas y permitiendo que se deterioren hasta volverse inexistentes.
Se pueden identificar tres factores principales para esta desconexión: falta de presupuesto sostenido, ausencia de mantenimiento técnico, y debilidad en la conciencia colectiva y cultural con relación al riesgo.
Un importante aspecto por considerar, ahora que se sufren terribles fenómenos en las laderas del Valle de Aburrá con motivo de las lluvias intensas, es el de la formación de extensos asentamientos urbanos, con hacinamiento, en zonas de alto riesgo, con evidente invasión de las cuencas de las quebradas y pobres prácticas de construcción, de construcción de vías y caminos y de manejo de aguas.
Al analizar la historia de la ocupación informal en el Valle de Aburrá, es evidente su relación con procesos judiciales interminables y no resueltos sobre propiedades, que facilitan las invasiones, las ventas ilegales de lotes no socializados y la imposibilidad real de ejercer controles, especialmente cuando caen las zonas en invasión bajo el dominio de bandas criminales, que ejercen la venta ilegal de lotes, especialmente en zonas vulnerables.
Hay que anotar que las administraciones locales y las empresas de servicios, con excelentes intenciones, tratando de cubrir las necesidades de las poblaciones, actúan con cierta permisividad, a través de la provisión rápida de servicios y su legalización a condiciones muy favorables. Ello legitima invasiones en zonas de riesgo.
Es evidente la complejidad de ejercer acciones de planificación urbana efectiva cuando se debe enfrentar la compleja geografía rica en laderas, cañadas, zonas erosionadas, abundancia de corrientes de agua, clima variable y lluvioso y los hechos sociales descritos.
Muchos de los asentamientos, de manera tradicional, aplican el “damero español” rectangular en los trazados de sus caminos y zonas de vivienda, sin tener en cuenta la gran complejidad geográfica. Desde las mimas épocas de la Comisión Corográfica de 1860 se ha advertido sobre los riesgos de las zonas montañosas e inundables y sujetas a avalanchas y derrumbes, advertencias que han sido ignorados por generaciones.
Hacia las buenas prácticas
Es importante estimular una cultura social y una conciencia colectiva que asigne alto valor al territorio y al desarrollo de buenas prácticas como alternativas en su desarrollo
La SAI considera importante valorar, apreciar, respetar y conocer los ricos y extensos patrimonios de las regiones de Antioquia, notablemente las montañas, las cuencas de los ríos y las quebradas, y de modo especial las llanuras del Cauca y el litoral del Urabá antioqueño como una extensión estratégica del Caribe colombiano.
Se plantea la necesidad de generar opciones de planeación de la migración organizada, diseñando nuevos núcleos de asentamiento, con un enfoque que respete la historia y la naturaleza del territorio. A esto debe prestarse atención especial, que no se limite a la respuesta a las presiones y realidades agobiantes sociales.
Se plantea la importancia de contar con procedimiento para resolver los litigios de tierras, poner término a procesos antiguos y ejercer vigilancia sobre las zonas vulnerables y desarrollar en ellas programas de protección, recuperación ambiental y servicios ecológicos.
Es importante trabajar con metodología
La SAI enfatiza la necesidad de trabajar con método adecuados para resolver las situaciones de riesgo y poner en práctica sistemas preventivos persistentes y efectivos mediante la categorización de las situaciones, la caracterización de los problemas y su definición y la formulación de las hipótesis y de las soluciones, dando lugar a contar con programas, mantenimiento y administración del sistema de riesgos y alertas tempranas y de respuesta a emergencia. Todo ello debidamente estructurado y apoyado con recursos y presupuestos.
La SAI está en capacidad, a través de sus ingenieros y arquitectos y sus empresas asociadas a hacer parte de equipos y conjuntos de asesoría integral y técnica y a participar en sistemas de vigilancia, para aportar propuestas concretas y realistas, con soporte técnico y visión territorial.
Es importante promover campañas de conciencia ciudadana sobre los riesgos del territorio, con especial énfasis en educación, comunicación y normatividad.
Es importante conocer, estudiar y divulgar el análisis de las relaciones costo-beneficio entre prevención y reacción ante desastres, demostrando que actuar a tiempo es más eficiente financiera y socialmente.
Centro de pensamiento y formación para el liderazgo
Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos - SAI