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Noventa años de la Revista Dyna (1)

Por: José Hilario López


La Revista Dyna fue fundada en 1933 por un grupo de estudiantes de la Escuela Nacional de Minas, liderado por Joaquín Vallejo Arbeláez, quien dirigió la publicación hasta diciembre de 1936, cuando se graduó como ingeniero civil y de minas, periodo en el cual se publicaron cuarenta y cuatro números. En 1938 Dyna inició una segunda época, esta vez como órgano oficial de la Escuela de Minas bajo la dirección del entonces Vice-Rector de la Escuela, el ingeniero Carlos Gartner. Actualmente Dyna es una publicación trimestral, dirigida por el ingeniero Pedro Nel Benjumea.

El editorial de la primera edición de Dyna, titulado “Nuestras Tendencias”, empieza por señalar como el Siglo XX se estaba caracterizando por el gran progreso de la técnica, fundamentada en los soportes científicos que iluminaron el siglo anterior. Mas adelante el referido editorial, escrito por Joaquín Vallejo, anotaba:

“La Escuelas de Ingeniería en vista de la variedad lamentable de las ramas de la Técnica y las necesidades industriales han tenido que orientar sus programas en un sentido práctico, dejando al cuidado del sabio los fundamentos filosóficos y el avance de la Ciencia Pura. Se ha formado así entre los estudiantes el criterio de aplicación inmediata de los conocimientos recibidos y a grandes pasos marchamos hacia el Tecnicismo y la Especialización. Pero la Inteligencia es de más vastos alcances y no se satisface con conocer las cosas, quiere remontarse a las causas, quiere unificar las ciencias, en resumen, quiere SABER”. Y concluye: “Nuestra labor es de activar la llama que debe arder en el alma de todo estudiante, de dispersar la atmósfera carbonada del utilitarismo y formar una ideología general que rija las aspiraciones de todos los hombres y del ingeniero en particular”.

En un discurso pronunciado en 1937, con motivo de la celebración de los primeros cincuenta años de la fundación de la Escuela de Minas, el mismo ingeniero Vallejo, sigue lamentando la falta de una base científica en la orientación de las disciplinas de ingeniería en nuestra Alma Mater. Para finalizar Vallejo convoca a los ingenieros a ... “levantarnos en una como revolución pacífica para salvar al país de las improvisaciones y del empirismo. Que el abogado y el médico concurran equitativamente con nosotros con el aporte de sus respectivas ciencias. Que los consejos técnicos vengan a sustituir poco a poco los congresos políticos”.

Hoy, después de transcurridos noventa años, se podría afirmar que todo lo que incluyen los citados textos del fundador de Dyna no sólo se mantiene, sino que la enseñanza y práctica de la ingeniería, dominada por las especializaciones, se ha alejado más del ideal humanístico, complemento necesario del conocimiento técnico. Sin embargo, con satisfacción, encuentro que la edición de La Revista correspondiente al pasado mes de setiembre incluye tres artículos sobre temas relacionados con la transición energética, a no dudar el mayor reto de nuestra civilización y donde la ingeniería está llamada a asumir el liderazgo.

Ahora quiero volver a la ingeniería técnica con ningún o poco apoyo en la ciencia, que el ingeniero Joaquín Vallejo describió en el primer editorial de la Revista Dyna, señalando las transformaciones que se han estado desarrollando en nuestro medio, para lo cual retomo apartes del prólogo que el ingeniero Darío Valencia escribió para la edición de mi libro Historia de las Vías en Colombia, Antioquia se abre al mundo (Editorial Unilasalle, 2022).

El ingeniero Valencia en el referido prólogo define tres paradigmas de la ingeniería, a saber: El Maestro Constructor, la Ingeniería como Arte y la Ingeniería con base Científica, a esta última categoría es la que se refería el ingeniero Vallejo en el primer editorial de Dyna. La Ingeniería como arte en transición a la ingeniería con base científica fue el sistema bajo el cual Valencia y el suscrito nos formamos a principios de la década los años sesenta, época aquella cuando apenas estaban regresando a nuestro medio académico los primeros profesores con maestrías otorgadas por universidades norteamericanas y europeas, en disciplinas tales como geotecnia, hidráulica, geología y estructuras.

Darío Valencia propone para nuestro siglo veintiuno la necesidad de una Ingeniería Integradora, dada la complejidad de los proyectos, en especial asociada con la vulnerabilidad del territorio (entorno socioeconómico y ecosistémico) que requiere un manejo integrador que mitigue la conflictividad con las comunidades. En su propuesta parte de considerar que todo proyecto o problema importante exige la visión analítica de diferentes disciplinas y profesiones, seguida de una decisión o solución que integre las anteriores visiones. El ingeniero del siglo XXI, por supuesto, tiene que ser un experto en su especialidad, pero además debe tener la formación cultural que le permita interactuar con otros actores provenientes de disciplinas y profesiones diferentes a la suya; su preparación y experiencia como ingeniero, afirma mi prologuista, pueden capacitarlo para reunir la información que le permita proponer la síntesis integradora que, en cada caso, se requiera.

Por su talante de ingeniero humanista, su constante preocupación por los efectos sociales y ambientales del trabajo profesional, y por lo que aprendimos quienes tuvimos el privilegio de conocerlo personalmente y recibir su legado intelectual, creo que nuestro inolvidable Maestro Joaquín Vallejo aprobaría la creativa propuesta de Darío Valencia.

Quisiera terminar este modesto homenaje a la Revista Dyna, que en sus noventa años de existencia ha sido fuente de aprendizaje para varias generaciones de estudiantes y profesionales de las varias ramas de la ingeniería nacional, que me atrevería a llamar un centro de pensamiento para la ingeniería nacional, con un merecido reconocimiento a su fundador, el emblemático ingeniero Joaquín Vallejo, además un destacado estadista, empresario y filósofo, un auténtico humanista liberal. Para ello retomaré algunas líneas de mi discurso “Joaquín Vallejo, el humanista liberal”, pronunciado durante la conmemoración en el 2012 de los cien años de su natalicio, en un evento auspiciado por nuestra Alma Máter y por la SAI. Refiriéndome al libro “La Libertad en las ciencias”, uno de los cuatro volúmenes de su monumental obra “Las Fronteras de la Libertad”, me permití resumir aspectos fundamentales que definen a Vallejo como ingeniero filósofo, en los siguientes términos:  

Como las ciencias no explican la libertad acudimos a la Filosofía y a la Fe para entender el conflicto entre la razón y el destino ineluctable. Al respecto, anota Vallejo: “La filosofía debe mantener una meditación incesante sobre las ciencias y un estudio renovado de la investigación científica. El objeto de la filosofía es el todo”. Estas palabras de Vallejo definen su quehacer intelectual, con la filosofía como base para comprender la totalidad del Universo y nuestra existencia como hombres libres. Es el conocimiento el que nos hace libres, al permitirnos la mejor elección en cada situación de interés individual o colectivo.

“La razón ilumina los caminos de la libertad, cuando indagando las leyes naturales y sociales nos permite decidir lo más conveniente para cada caso”. Esto, dicho por Vallejo, lo define como un librepensador de la estirpe de los grandes ilustrados del Siglo XVIII.

(1)  Extracto de artículo publicado en Dyna: Especial Conmemoración 90 años, noviembre 2023 (https://revistas.unal.edu.co/index.php/dyna).


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